Con cada movimiento, su diseño ergonómico estimulaba todos mis sentidos y despertaba un deseo intenso en mi.

Yo realmente estaba muy entusiasmada porque ya eran cinco años de nuestra relación, pero quería algo diferente, algo que pudiera sacarnos de nuestra rutina.

Eran dos chicos, y solo me di cuenta de que se estaban besando cuando estaban encima del escritorio, era una completa locura porque no quería interrumpirlos y sentirme incómoda, pero tampoco quería escucharlos.

Cuando estábamos ya ubicados en la mesa sentí un ¡Hola! Y cuando levanté mi mirada me di una gran sorpresa, definitivamente si conocía a Carlos, pero no de la forma en la que yo esperaba. Cuando me miró se puso pálido y un poco nervioso, pero me saludó como si nunca nos hubiéramos conocido y yo de igual manera lo hice.

Pronto accedí a tener ese fetiche tan anhelado de ambos y un buen día después de llegar de la universidad Juan y yo decidimos realizar una cena romántica para ambos, tan pronto terminó empezamos a darnos besos y un poco de buen amor.

Solo sentí paz cuando llegué a la sala de estar, inmediatamente saqué mi portátil y empecé a trabajar porque tenía muchísimas cosas atrasadas, en cuestión de unos segundos sentí una presencia masculina muy imponente a mi lado así que lo observé, era un chico francés que iba a tomar el mismo vuelo que nosotros.

Él se aseguró con la mirada de qué nadie nos hubiera observado y solo me dijo que teníamos que hablar esa misma noche detrás de la casa familiar en una pequeña choza, justo al frente del lago de la finca.

Todo el tiempo que me dedicaba a hacer esto, mis usuarios alrededor del mundo me han consentido con algunos caprichos que se me ocurren, como por ejemplo viajes, ropa y sobre todo juguetes para potenciar mi página.

De un momento a otro empecé a sentir su mano acariciando mis nalgas y pude volver a sentir ese cosquilleo en la barriga de desear el placer de estar con él, así que tomé su otra mano y la coloqué justo dentro de mi pijama en medio de mis t***, el de una entendió el mensaje y empezó a masajearlas y a darles pequeños apretones mientras acariciaba mi v*** por encima de mi pequeño short.

Pronto nuestro rostro se encontraba muy cerca uno del otro y nuestro ritmo cardíaco aumentó, no sabía si robarle un beso o seguir como estábamos hasta ahora, pero antes de ni siquiera pensarlo él ya lo había hecho.

Entró una llamada, era Santiago, un chico con el que solía sostener una aventura ocasionalmente, realmente me puse muy nerviosa, nunca lo había llamado estando en casa, y mucho menos él a mí con David tan cerca.

Poco a poco me fue llamando más y más la atención, así que le comente que me parecía interesante si alguna vez podría conocerlo en persona. Mi amigo organizó el mes siguiente su fiesta de cumpleaños, y como era de esperarse él iba a estar… y yo también.

No podía quitarme de la cabeza a Juan, su mirada, su sonrisa, y esos ojos que me llevaban a los rincones más íntimos y oscuros de mi ser.

Pronto él respondió su nombre, yo solo solté una pequeña risa un poco atrevida así que me preguntó si podía entrar a la ducha, claramente le dije que no, estábamos en la casa de mi abuela así que era imposible que nos vieran en esas andanzas.

Recuerdo que los domingos solía hacer uno de los platos favoritos de Ángel para el almuerzo, siempre se lo preparaba con el mayor amor del mundo y en especial porque siempre tenía una recompensa

Por años tuve una amiga que despertaba en mí ciertos gustos, me encantaba estar con, ella tenía una tez clara, cabello rubio, ojos color miel y una piel supremamente suave, pero NO, siempre pensaba que era solo mi amiga además tenía esposo y claramente no me iba a meter en esa relación.

Después de un año de terminar mi relación, decidí que ya era tiempo de darme la oportunidad de conocer a alguien, claramente no quería nada de compromisos más allá de un par de copas y una noche de sexo.

Sentía que había una mujer atrapada dentro de mí que se moría por salir nuevamente así que hable con Sebas sobre aquella noche y realmente él no se sintió nada cómodo, lo peor de todo es que fue su idea y a mí fue a quien le quedó gustando.

Siempre fui una mujer bastante hogareña, vivía con mi esposo, mi hijo y mis gatos, mi vida era bastante normal, pero un día todo tomó un rumbo un poco distinto. Todo comenzó cuando mi esposo empezó a preguntarme sobre mi pasado y sobre cómo me sentía con nuestra vida en pareja, la verdad para mí todo era totalmente agradable todo hasta el momento me parecía bueno.

Llegué del trabajo y encontré a Andrés en la cama, según el estudiante. Estaba tirado en la cama, boca abajo escribiendo sobre sus notas, era muy interesante sorprenderlo así, me daba mucha risa cuando se asustaba, además que me encantaba observarlo sin camisa, su cuerpo, para mí, era toda una obra de arte. Entré callada a la habitación y me quedé mirando sin decir nada, recorriendo la cama para verlo desde todos los ángulos posibles, llevaba unas ganas imperdibles de él ese día, y claramente no me iba a quedar con las ganas, pero antes tenía que recrear mi imaginación. Así que decidí abrazarlo por la espalda de manera tierna, pero dándole pequeños besitos por el cuello y en el oído, sabía que le excitaban como nada más. Lo quedé mirando a los labios, mordiendo los míos, y ya él sabía que significaba eso, así que corrió todos los libros a un lado y me giro sobre la cama.