El domingo 5 de julio de 2020, Elizabeth no pudo soportarlo más. Muy temprano, se contactó vía mensaje con su mamá y le confesó que las cosas no estaban bien en su vida. Resultaba que, esa madrugada, había sufrido un atentado a su vehículo: le habían arrojado una bomba molotov y su carro se incendió.
Ante los ojos llenos de terror de su madre, estaban las imágenes del coche de su hija destrozado. Desesperada, le pidió que se fuera lo antes posible de su casa y acordaron que a la mañana del día siguiente se mudaría con su madre hasta que las cosas se calmaran.
La mujer temía que algo malo le pasara a su hija, pero lamentablemente no pudo hacer nada para evitar su fatídico destino.
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