En julio de 1938 la policía encontró, en circunstancias un tanto extrañas, el cadáver de un importante jefe del Museo de Historia y Arqueología del entonces Distrito Federal, en el cuarto de baño de la casa 30 de la calle Cañitas.
La herida de bala en su pecho no coincidía con la versión de la única testigo quien dijo que el profesor se sintió enfermo y, al inclinarse en el baño para vomitar, intentó quitarse la pistola que siempre cargaba a la altura del cinturón, pero por el movimiento el arma se disparó y el proyectil le hirió en el pecho.
Puedes conocer más de este y otros casos en los Archivos secretos de La Prensa.
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