En los años cincuenta, cinco bandoleros sin experiencia secuestraron un automóvil del Banco Internacional con una cuantiosa cantidad de dinero.
Los criminales fingieron ser agentes judiciales, por lo que la policía planteó la hipótesis de que se trataba de una banda que operaba al más puro estilo gansteril.
Cuando parecía que los delincuentes quedarían impunes, se logró su captura. La supuesta banda resultó no ser más que un grupo mediocre que creyó dar el gran golpe y sólo terminaron tras las rejas.
Puedes conocer más de este y otros casos en los Archivos secretos de La Prensa.
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