En el año de 1940, mientras la señora Portú de Icaza se disponía a dar un paseo con su perro pekinés, estacionó su coche afuera del Bosque de Chapultepec. Horas más tarde, al regresar, su sorpresa fue enorme cuando vio que le habían dado un cristalazo.
Entonces, el terror se apoderó de ella; en el asiento del coche había dejado una bolsa de tejidos con una bolsa más pequeña adentro donde guardaba sus alhajas y 10 mil dólares, pero ya no estaban; también, con tristeza notó que se habían llevado su costoso abrigo de mink, valuado en una fortuna.
La tragedia apenas comenzaba para ella, pues mientras se ponía en marcha la investigación, su hijo, indignado por lo ocurrido a su madre, quiso ayudar a los agentes a aprehender a los malhechores pero terminó envuelto en un asesinato.
Puedes conocer más de este y otros casos en los Archivos secretos de La Prensa.
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