En 1945 Robert Arnold, de nacionalidad checoslovaca y nacionalizado mexicano, luego de huir de los horrores de la Segunda Guerra Mundial y la persecución nazi, se instaló en San Ángel, donde se hizo de varias propiedades.
Todo parecía normal con este singular personaje, pero detrás de esa apariencia que pasaba por empresario millonario, se escondía un cruel dictador y torturador.
Se supo que a su esposa le infligió diversas torturas con las que se divertía, y lo mismo hacía con sus sirvientes, hasta que el Servicio Secreto detuvo sus infernales arrebatos.
Puedes conocer más de este y otros casos en los Archivos secretos de La Prensa.
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