Cuenta la leyenda que dicha localidad perteneció a la viuda de un comerciante adinerado que, al morir, dejó todo a su esposa. La mujer, conocida como la tía Toña, al quedar sola y devastada por la pérdida de su esposo, decidió ayudar a infantes en situación de calle con la herencia que había obtenido: una gran suma de dinero y la enorme casa.
A partir de este punto, la historia ha tomado diferentes interpretaciones. Hay quienes afirman que los niños a quienes dejó entrar a su morada le robaban constantemente joyas y otros objetos de valor, por lo que en una reprimenda los mató a golpes para luego arrojarlos al barranco junto a la casa...
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