Violeta Isfel lo admite: la terapia psicológica que un día le recomendó su amigo Pablo Lyle es lo que le ayudó a descifrar las más importantes claves de su vida, aquellos nudos y traumas en los que estuvo atorada durante años, desde que su precoz vocación la llevó a debutar como actriz siendo una niña.
Sin embargo, el autoconocimiento no ha sido un viaje placentero, sino más bien doloroso y a veces estremecedor que la llevó a romper con patrones de conducta erróneos e incluso con sus padres, a los que mantuvo económicamente durante años hasta que entendió, según le confiesa a Pati Chapoy que no podía pasar por encima de sí misma, uno de los procesos más rudos de su vida.
Siendo muy joven también escapó del abuso del padre de su hijo, cuando aún no entendía lo que hoy tiene muy claro y lo comparte en esta larga entrevista en la que además revela por qué no pudo convertirse en madre de nueva cuenta y lo que su hijo Omar significa para ella.
Violeta dice: “No permanezco demasiado tiempo en aquellos lugares donde siento que voy a hundirme o donde me van a lastimar demasiado”, signo inequívoco de que la incansable búsqueda de sí misma ha dado resultado… Y es que nada es lo que parece.
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