La Jesús del Retacado salió muy espichadita junto a la Delia por un costado de la iglesia para acortar camino y no encontrarse con las celadoras mitoteras que a toda costa querían cambiarles los días en que les tocaba abrir, limpiar, celar y cerrar el templo de San Pedro Apóstol.
-Pásale comadre, aquí tengo en el patio lo que le voy a dar- dijjo Delia, mientras la Jesús miró al suelo recién regado...