La Epístola a los Hebreos es una carta del Nuevo Testamento que ofrece una profunda reflexión teológica sobre la superioridad de Jesucristo y su obra redentora en comparación con el antiguo pacto y los rituales del judaísmo.
Escrita para una audiencia de judíos cristianos, la carta presenta a Jesús como el sumo sacerdote perfecto y el mediador de un nuevo pacto superior al antiguo. El autor de Hebreos, cuya identidad no está claramente establecida, utiliza una variedad de argumentos teológicos y citas del Antiguo Testamento para demostrar la excelencia de Jesucristo. La carta comienza resaltando la gloria y la exaltación de Cristo como el Hijo de Dios, que es superior a los ángeles y a Moisés.
A lo largo de la epístola, se enfatiza el papel de Jesucristo como el sumo sacerdote perfecto, quien ofrece un sacrificio único y completo por los pecados de la humanidad. Jesucristo es presentado como el mediador de un nuevo pacto basado en su sacrificio en la cruz, que supera y cumple el antiguo pacto de la ley de Moisés. El autor de Hebreos argumenta que Jesucristo es el cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento y el único camino para la salvación. Se enfatiza la importancia de la fe en Cristo y se advierte contra el peligro de apostatar de la fe.
Además, la carta proporciona exhortaciones prácticas para la vida cristiana, animando a los creyentes a perseverar en la fe, a mantenerse firmes en la esperanza y a vivir vidas santas.