Juan se acabaría convirtiendo en uno de los gobernantes más poderosos de su época al heredar los dominios que poseían sus padres, los Duques Felipe II de Borgoña y Margarita III de Flandes, incluso llegó a formar parte del consejo de la regencia, ocupándose de la gobernación de Francia junto a otros miembros de dicho consejos durante las ausencias del rey Carlos VI de Francia, quien sufría de serios problemas mentales. Juan sería descrito en su tiempo como un hombre arrojado y valiente, siendo apodado por ello como "Juan Sin Miedo", además de que sería considerado como un político hábil y astuto, quien no dudó en enfrentarse contra sus grandes opositores, como es el caso de su primo y rival Luis de Orleans, llegando a hacer todo lo que fuese necesario por librarse de sus principales rivales y apoderarse del control de la corona francesa, la cual estaba ya bastante debilitada ante las crisis de gobierno, las intrigas palaciegas, la Guerra de los 100 años y la Guerra Civil Armagnac-Borgoña.

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