En la actualidad, la espiritualidad se ha convertido en un negocio lucrativo. Muchas personas buscan crecimiento personal y bienestar emocional, lo que ha llevado a la proliferación de productos y servicios espirituales. Sin embargo, es importante ser cauteloso, ya que no todos los ofrecimientos son genuinos. Algunos pueden aprovecharse de la vulnerabilidad de las personas, vendiendo promesas vacías y productos sin valor real.