Conocí a Kim por primera vez cuando tenía seis años y la encontré en nuestro patio trasero completamente sola. Mi grito hizo que mi mamá saliera corriendo a ver que estaba pasando y también se sorprendió al ver a una niña completamente desconocida en nuestro jardín. Ella no entendió lo que estaba pasando hasta unos segundos después, cuando un hombre grande y sudoroso entró corriendo en nuestro patio trasero.
La extraña niña se rió tan pronto como lo vio y él la levantó y la sostuvo en sus brazos. Se disculpó a más no poder y luego nos dimos cuenta de que el señor era su padre. Al parecer la niña se había escabullido cuando nadie estaba mirando y de alguna manera había encontrado su camino hacia nuestro patio trasero. Su papá era un nuevo vecino que acababa de mudarse hace una semana y todavía se estaba acostumbrando al vecindario. Así fue que conocí a Kim, o al menos así lo recuerdo, aunque Kim jura que sucedió de otra manera.
En un año, Amanda, Freya y Clara también se habían mudado al vecindario y muy pronto nos hicimos amigas, unidas por nuestro gusto mutuo en hacer travesuras. Fuimos inseparables en los años siguientes y todas acabábamos de cumplir 20 años.
De todas nosotras en el grupo, yo era la más atractiva y con más pretendientes por mis características de modelo, que incluían mi cintura delgada, mi gran estatura y mis piernas delgadas y largas. Kim era la más rica y la más mimada de nosotras, porque siempre obtenía lo que quería ya que sus padres se lo podían permitir.
Había un chico que vivía por la zona, no era de nuestro grupo, pero todas lo conocíamos, y él nos conocía también. Su nombre era Fika, y era un tipo alto y de aspecto atlético. También era guapo, y un día Kim nos confesó que estaba enamorada de él. Todas nos burlamos de ella y nos hizo prometer que no se lo diríamos a nadie.
Un día estaba de camino a la casa de Kim, cuando vi a Fika venir en dirección opuesta. Parecía que venía hacia mí. Le sonreí y saludé con la mano, esperando que pasara junto a mí cuando se detuvo justo frente a mí.
“Hola Penn”.
“Hola Fika”.
"¿Tienes un momento, por favor?"
"Depende. ¿De qué quieres hablar?", pregunté vacilante.
"Quiero hablar sobre ti. "
"¡Oh, de verdad! ¿Qué hay de mí?"
Dudó y lo vi jugueteando con las manos en sus bolsillos. Al parecer él también estaba sudando, lo cual era un poco extraño, ya que era un día muy frío y llevaba puesto una sudadera con capucha. Hizo una pausa muy larga, y estaba empezando a impacientarme con él cuando por fin habló.
“Em, Penn. Solo quiero que sepas que me gustas y me gustaría que fueras mi novia”, dijo Fika, mientras evitaba mi mirada.
"¿Qué dijiste?" Me quedé pasmada, pero justo antes de que pudiera hablar, lo interrumpí y lo rechacé en el acto. Le dije que eso nunca iba a suceder y que no me invitara a salir otra vez. Me alejé sintiéndome todavía un poco desconcertada.
¿Cómo que le gustaba yo? ¿No sabía que Kim estaba enamorada de él y que yo nunca podría salir con él por eso?
Hosted on Acast. See acast.com/privacy for more information.