Uno de los asuntos "imposibles" para la ciencia moderna es el de la predicción de sismos; el anticipar la llegada de un gran terremoto parece tan absurdo como el de predecir exactamente como caerá una moneda (esto es, una moneda no alterada lanzada por una persona honesta). En realidad, ha sido posible anticipar algunos sismos importantes, pero las técnicas que permitieron estos éxitos individuales no han funcionado en casos posteriores. Un trabajo reciente realizado por investigadores japoneses y publicado en SCIEnTIFIC REPORTS, de editorial NATURE, revela una relación curiosa entre el uranio, el helio, el agua subterránea y los grandes terremotos. Este trabajo podría ayudar a detectar con precisión las zonas de peligro en la corteza terrestre y, en el futuro cercano, a crear el primer sistema mundial razonablemente confiable para predecir sismos. Por otra parte, este trabajo podría incluso ayudar a crear la tecnología que podría permitirnos decidir cuando vá a ocurrir un sismo, y con ello se podría terminar, de una vez por todas, con la pérdida masiva de vidas humanas que producen estos fenómenos cada año.