Desde tiempos inmemoriales, el conocimiento iniciático ha buscado despertar en el individuo la memoria de su verdadera naturaleza y toda la enseñanza sapiencial se fundamenta en el recuerdo, entendiendo esta palabra como re (es decir, volver) y cordis (corazón), o sea volver al corazón, regresar a la esencia, atendiendo al corazón como eje y sede del Alma.
A través del rito y el símbolo, los sistemas iniciáticos han utilizado diversas prácticas para que el alma despierte de su letargo y que tome el timón de la existencia, haciendo a un lado al ego que se encuentra encandilado con el mundo exterior, atrapado en ilusiones y limitaciones. Por eso se dice que el camino espiritual es un sendero de un solo paso y ese único paso es “salir del ego”, lo cual no significa matarlo ni aniquilarlo sino ponerlo al servicio de nuestro verdadero Ser.