06-09-2024
El ave fénix: simbolismo iniciático
El Fénix, según los antiguos, era un ave mítica originaria de Etiopía, reconocida por su esplendor inigualable y que tenía el poder de renacer de sus propias cenizas tras consumirse en una hoguera.
En Egipto, esta ave era conocida como “Bennu” y estaba estrechamente vinculada al culto solar y al dios Ra, representando la muerte y el renacimiento del astro rey cada día. Heródoto, quien probablemente conoció este mito durante su estancia en las tierras del Nilo, lo llevó a Grecia y escribió lo siguiente: “Hay un ave sagrada que sólo he visto en pintura, cuyo nombre es el de fénix. (…) Si en su tamaño y conformación es tal como la describen, su mote y figura son muy parecidas a las del águila, y sus plumas en parte doradas, en parte de color de carmesí”.
El elemento simbólico más notable del Fénix señalaba que, al aproximarse la hora de su muerte, esta ave construía un nido con ramitas perfumadas mirando fijamente al sol hasta que, el calor del astro rey encendía las ramas, envolviendo al Fénix en llamas. Consumido por el fuego, el ave se reducía a cenizas, pero de estas emergía un nuevo Fénix, joven y vigoroso, comenzando así un nuevo ciclo de vida. Este ritual de autoinmolación y resurrección se repetía una y otra vez, simbolizando no solo la inmortalidad, sino también el ciclo eterno de la vida, la muerte y el renacimiento. Esta poderosa metáfora del renacer ha convertido al Fénix en un símbolo universal de esperanza, renovación y transformación.